lunes, 9 de julio de 2012

Pájaro


Dentro de nuestra familia apareció un nuevo elemento, se llama principalmente Wi-Pi, aunque a  veces nos salga el nombre de Pío o el de Pájaro.



 Wi-Pi surgió en nuestras vidas como una casualidad, era un bebé pájaro supuéstamente caído del nido y segúramente alejado de su vertical con la consiguiente perdida de contacto con su madre y piaba reclamando comida.



Una amiga de mi hija lo recogió y como se iba al día siguiente nos lo asignó con instrucciones. -Tenéis que tenerlo en una caja con agujeros, darle de comer pan humedecido en agua y si hace falta darle de comer de vuestra boca al pico como haría la madre-, todo esto nos lo explicó con escenificaciones.



Dentro de nuestra familia, el principal cuidador sería Jaime mi hijo de diez años, eso fue a sugerencia mía un poco por lo que a él le gustan los animales un poco por quitarme el vivo de encima.



Desde el primer momento las instrucciones fueron desatendidas, la principal cuidadora fue mi hermana, el alimento fue papilla de cereales al agua con un pequeño intento intermedio de frutas pasadas por el turmix, todo el mundo puede adivinar que hay otro bebé en la casa, que compartía su rechazo a tan rico manjar, y por último, su habitáculo la casa tras rechazar de inmediato la caja, tuvimos buen cuidado, en general, de no pisarlo.



Básicamente Pájaro  trataba de no dejarse coger, se metía por los rincones más raros y  solo cuando tenía hambre se dirigía a nosotros piando y rebozado en telarañas.



Para que aprendiese a volar le íbamos colocando en el borde de muebles paulatinamente más altos y don Pío saltaba graciósamente, por decir algo, utilizando sus alas, de vez en cuando su vuelo se veía interrumpido por algún otro mueble que se le ponía en el camino con el consiguiente mamporrazo.



Cuando ya no quedaban muebles más altos trasladamos el campo de operaciones al bosque y le depositamos en la rama de un árbol, nosotros leíamos o hacíamos nuestras cosas mientras vigilábamos para que no escapase demasiado lejos, su vuelo dejaba mucho que desear y no parecía preparado para la independencia.



A veces se tiraba voleteando al suelo o a una rama muy cercana. No tardó demasiado en volar él solito a la rama de otro árbol a la distancia de  tres metros, bueno, no estaba mal, nos felicitamos de su hazaña, como si fuese mérito nuestro.



Inevitáblemente llegó el momento en que se fue volando a ramas a las que no teníamos acceso y al rato desapareció de nuestra vista. Con dudas nos alegramos de su independencia, ¿Qué haría para comer?. En todo caso nada podíamos hacer.



Seguimos nuestras rutinas, nos fuimos a la playa y a la vuelta nos pusimos a comer. A media comida Jaime oyó uno de los mil pájaros que pían a nuestro alrededor y se empeñó en que era Wi-Pi por su voz, escuchamos a Jaime con escepticismo, es más, nosotros en el fragor de la conversación ni habíamos oído piar a ningún pájaro, pero él se levantó de la mesa y miró por la ventana y efectívamente ahí estaba. No se dejaba coger pero si aceptó nuestros cereales, nada de cariños, al grano.



A partir de ese momento y dado que vuela un poco, aunque su preferencia era pasear, el pájaro se fue a vivir al bosque y cuando tenía hambre se presentaba piando y abriendo el pico para que lo llenásemos con comida. Le administrábamos ésta con un palo que le introducíamos en el pico. Comía como un pajarito así que cuando estaba saciado se iba.



Al principio de esta situación pretendió, subido en una rama alta, que le hiciésemos llegar la comida a las alturas como haría una buena madre, él no estaba dispuesto a ceder a tan justa reivindicación y nosotros lo estábamos poco a volar, así que se quedó sin comer. Cuando el hambre apretó un poco más suavizó su postura, bajó y comió y en su honor hay que decir que nunca nos lo echó en cara.



Parecía que habíamos llegado a una situación estable en la que yo me atreví a cerrar lo contado con un colorín colorado, este relato está acabado, pero ayer la situación dio un vuelco que me obligó a cambiar los verbos a pasado. Recibí una llamada cuando estábamos paseando por un pueblo precioso llamado Alcanada o Aucanada, según quién lo llame, pero me estoy yendo por las ramas cuando todo el mundo sabe que no soy yo el que tiene que ir por esas alturas. La llamada era de mi sobrina para comunicarme que tras la ingesta habitual, el pájaro había emprendido el vuelo cuando de repente cayó a tierra sin capacidad de volver a volar, ni a comer, ni a nada.



Para suavizar la noticia me dijo que en el último momento les había comunicado que estaba muy agradecido por las atenciones recibidas pero eso no debió ser verdad porque en la semana que ha estado con nosotros nunca nos agradeció lo más mínimo. D.E.P.


lunes, 25 de junio de 2012

Enfado




Se habían enfadado por nada o al menos eso era lo que creía él, la obstinación de ella en mantener el enfado le dio a entender que el motivo era más importante de lo que pensó en un principio, bromas, sonrisas, caras de pena, disculpas no servían para nada. Hasta que la pequeña pena de circunstancias, sincera o falsa, se convirtió en una pena de verdad. La pena y el desconcierto le fueron impidiendo mirarla o hablarla. Buscaba una formula que rompiese el enfado de ella que mantenía la cara crispada y un destello de tristeza en su mirada, ¿en qué mirada si no miraba a ninguna parte?
Una vez instaurada la auténtica pena no le abandonó, podía haberse enfadado a su vez. Normalmente un enfado suele bastar para que desapareciera el enfado de la otra persona que lo único que deseaba era hacer daño, un daño equivalente al sufrido, invirtiéndose el proceso hasta que después de varios dolores mutuos llegaba la reconciliación. Siempre funcionó con otras personas.
En esta ocasión no utilizó el recurso y se quedó con la pena, quizás quería mantenerla o quizás no quería hacerla más daño.

Los residuos o la imaginación





Un hombre entra en una casa donde se supone que vive una mujer, la mujer del tendero: tiene que hacerle una encuesta. La casa es contigua a la tienda subiendo unas escaleras. El tendero está trabajando. No sabe la edad de la mujer. La puerta está abierta. Va  descubriendo una intimidad que siente como erótica, se le despiertan las ganas de hacer el amor con ella sin haberla visto nunca. Los muebles, el orden o desorden, la limpieza, todos los objetos son elementos que le llevan al deseo.

miércoles, 13 de junio de 2012

Un relato con personajes de verdad




Esta noche he tenido la suerte de vislumbrar un relato en el que los personajes eran corpóreos, de tres dimensiones y se movían y hablaban por si mismos. Pero luego, creo, que el relato se limita a éste.

La niña de manguitos verdes


Jaime, mi hijo, entonces de nueve años, como en el anuncio, me señala una niña de tres años –mira, ves esa niña de los manguitos verdes- Veo a una niña, que en mi deformación, yo habría definido como negrita, con manguitos verdes. -Pues esa, cuando le ha tirado su padre al agua, estaba aterrada.- Su padre, posiblemente padre adoptivo, blanco de unos cuarenta años, empujaba a otra niña muy parecida, con manguitos rosas y de la misma edad, quizá gemela de la primera, al agua.

La gaviota




Las montañas se recortan mal por la calima. La gaviota vigila desde el aire al alocado grupo de bañistas.

miércoles, 6 de junio de 2012

Haciendo pis




Emilio pensaba que para mear era necesario poner cara de placer, y nunca dejaba de practicar tan extraño protocolo.
Manuel no iba a ser menos  y ponía cara de placer al hacer pis, pero él la incrementaba con caras feas y gestos exagerados y ridículos para hacerse risa. Nunca intento averiguar si los demás hacían lo mismo.

El escritor y su amigo




Un escritor ya famoso escribe una novela con un protagonista inspirado en un amigo de la infancia, y por comodidad mental le pone el mismo nombre X de su amigo. El personaje de la novela, tras una serie de avatares, se suicida. El amigo, al que la vida no le ha ido demasiado bien, y aunque sólo presenta algunos puntos de contacto con la del personaje,  magnificando la obra del escritor y como si fuese la acción lógica que su amigo premonicionó se suicida.

Intitulado




Bueno, las cosas no van tan mal, tengo el rollo de papel higiénico casi entero y tengo repuesto.

En la calle




Un anciano peruano es llevado en silla de ruedas por un español que parece trabajar para él. Una niña tira de su madre que se entretiene por el camino. Una china habla en susurros en su idioma por su móvil. Todas estas cosas había una vez.

martes, 29 de mayo de 2012

La niña en el sofá


El relato en sus orígenes era éste:

“La niña está en el sofá, su cuerpo echado para delante, parece concentrada en la televisión, quizá un poco demasiado inclinada.

Otra vez lo ha estropeado todo con su padre.”

Se lo di a leer a mi hija y vio abusos  por parte del padre, cosa que no era mi intención. Dada una cierta formación de fotógrafo, yo escribía el relato de un instante, de hecho, tengo una cierta tendencia a la instantantánea,  y la mayoría de mis relatos son eso, instantáneas, no así los  publicados hasta ahora.

No podía dejar el relato como estaba, porque era peor que el que había visto Ana. No podía fijar el de Ana  porque era más suyo que mío. Opté por una tercera vía.

Silencio




Un pajarito cantando a intervalos, un perro en la lejanía.

Kawabata




Tras abrir la persiana del salón, éste quedó casi en penumbra. Evité la luz artificial para no despertar a mi mujer de la que me estaba separando. Mi intención era seguir leyendo unos cuentos de Kawabata pero las pocas y bellísimas palabras que leí me llevaron a observar el difícil momento en que vivía. La dificultad no estaba en mi situación de ruptura que sí la hacía difícil, sino en la imposible luz que entró por la ventana al abrir la persiana.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Un cuento hormonal


A nuestro protagonista, camino del bosque de pinos y encinas, se le aparece un ser fantástico, un ser diminuto, algo cabezón y con larga y blanca barba, que le dice:

-Has tardado mucho en llegar, te esperábamos desde hace tiempo, tu forma de ver el mundo nos congratula a todos,  por ello…

Sin dejarle terminar, si es que tenía algo con lo que terminar, nuestro protagonista se echó a llorar agradeciendo que alguien se interesase en él. –Nunca antes se había interesado por mi nadie… salvo las mujeres, claro, y eso, todo el mundo sabe, que por motivos hormonales…

Relato suplente en concurso 99 palabras. No presentado

Un cuento poco moral


Este es un cuento en el que las cosas son como son, no como deberían ser.

Érase un rey de un país lejano cuyo hijo era poco trabajador y apegado a su madre. Cuando este hijo decidió casarse lo hizo, contra la opinión del padre, con una pastora. La pastora no era virgen y el hijo lo sabía, pero eso está bien.

Durante su matrimonio nadie sabe si apostaron por relaciones con otros  individuos, eso queda en su intimidad, pero no es  importante.

Y los dos fueron algo felices y también infelices pero eso está bien.

Y así todo.

Cuento presentado en concurso 99 palabras

domingo, 20 de mayo de 2012

Una mirada


Sólo quiero contar una cosa que una vez una amiga me contó  que le había sucedido. No estoy seguro que amiga fue, aunque estoy cerca de recordarlo.
Mi amiga me contó que una vez entró en el metro, iba sola y se sentó en un asiento. Enfrente de ella quedó situado  un chico al que no había visto nunca. Sintió necesidad de mirarlo. A él le debió suceder lo mismo, así que quedaron mirándose. No paraban de mirarse, suavemente, sin violencia, sin que sucediese nada más que eso y que el metro continuaba su camino hacia la siguiente estación. El chico tenia un amigo que no paraba de mirar a ambos sin decir nada, tratando de saber que estaba pasando.
El metro llegó a la siguiente estación y el chico y su amigo se levantaron para irse. El chico sonrió suavemente y saludo a mi amiga y se fue. Mi amiga le devolvió el saludó y le dejo marchar. Y eso es todo.

Amores





Hicieron el amor con pasión. Antes, ahora y en el futuro se sentirán atraídos. Independientemente de que al día siguiente ella volvería a tontear con el otro, de que él desearía, con desconcierto, que se fuese a tontear con el otro.

sábado, 19 de mayo de 2012

Otra vez la maldita anécdota

 

Raúl, pobre paria, ya está viejo, cuenta por enésima vez la misma anécdota. La anécdota funcionó bien en su momento, es más, tiene gracia, pero, la ha contado tantas veces…

Incluso ha ido mejorándola con el tiempo, pero, ya ni se acuerda a quien se la ha contado y a quien no y sencillamente vuelve a contarla por enésima vez. Pobre Raúl que ya viejo vuelve a contar la misma anécdota y aunque mejorada cae en los demás como un jarro de agua fría.

¿Les he contado lo del pobre Raúl?

martes, 15 de mayo de 2012

La casita de chocolate





Seamos realistas como mi hijo Jaime, la casita de chocolate se la comieron las hormigas.


Distintos animales






El gato pierde un ojo. Sigue viviendo como si perder el ojo fuese lo mismo que no perderlo.

Raúl, bien alimentado desde la niñez, vivía sin notar la diferencia que habría supuesto no estar bien alimentado desde la niñez.

Sentimientos mutuos





¿Me esperarán los árboles como yo espero para volverlos a ver año tras año?

sábado, 12 de mayo de 2012

Heráldica sin importancia




Ya, en los últimos años de su vida, observó que ya era demasiado viejo para enterarse de la diferencia entre un marqués, un conde, un duque y demás aristócratas.

Conversación de vestuario





En los vestuarios:

-¡Hoy es jueves ya!

-Hoy es jueves- confirma el otro.

-Ya.

jueves, 10 de mayo de 2012

Creencias de ultratumba


Según una antigua creencia, cuando alguien muere, su alma retorna a las raíces de un árbol donde se mantiene hasta volver a nacer. Así pues decidí morir en el campo en un determinado lugar en el que había un árbol que para mí era, desde mi adolescencia, El Árbol. Efectivamente, a sus raíces fui a parar tan ricamente. No contaba con que por ahí estaba planificada una nueva carretera.

Herida abierta






Me corto el dedo con el cuchillo. Sangro un montón. Me pongo una gasa pero no tengo esparadrapo. Me sujeto la gasa pero me cuesta manejar la mano con la gasa que tengo que apretar. De momento, sigo comiendo con la izquierda. Envidio a los héroes, los  héroes no habrían dado importancia a un corte en el dedo. ¡No dan importancia a una herida de bala!

Pero el problema es más la sangre que el dolor, si no hago lo de la gasa y todo eso, lo pringo todo. Entonces caigo, los héroes no sólo son valientes, también son guarros.

Rabia





Manuel ve una película en cine. El protagonista, un niño de 12 años, ataca al matón que abusa de todo el mundo. Le golpea con una bomba de bicicletas, primero en la cabeza, luego donde puede, con rabia. Manuel le acompaña con movimientos reflejos, como si se defendiese, como si fuese él el que atacase, como si convulsionase.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Micropensamiento 1





Cuando leo lo que han escrito otros tengo tendencia a pensar que ellos saben lo que significa lo que escriben.

Poesía 1








Puesto que pase lo que pase

Me hagan lo que me hagan

Voy a seguir viviendo,

Quisiera vivir en una nube,

No reaccionar ante nada.



Si a pesar de todas las atrocidades que cometo

Sigo teniendo sentimientos,

Si a pesar de no parar de vaciarme

Sigo lleno,

Que más da hacer que no hacer.



Que más da perder a una mujer si sigo enamorado



Me tapo los ojos con tres dedos delante del espejo

Y me gustaría verme,

Pero como tengo los ojos tapados no lo consigo.

Matrimonio





Una pareja, setenta años, él delgadito, ella de generosa constitución se sientan en la terraza de un bar. La silla de él tiene una pata rota, se levanta de inmediato a cambiar de silla.

Cuando vuelve con otra, ella le dice: –Cámbiala.

Él dice: –Ya.

Ella: -Es que está rota.

La suerte de ser niño



Clara trata de coger las zapatillas que su hermano se empeña en mantener en el centro de la piscina. Clara imitando la voz quebrada del llanto llama a su madre que a su vez habla por el móvil y no la escucha.

Otra niña más pequeña juega a ser un lobo y le aulla. Clara  sale en su persecución riendo.

El lagarto





El gran lagarto está nadando en la piscina, es de plástico y juega con una pelota.

La vergüenza






Vergüenza, siento vergüenza y vergüenza de mi vergüenza. Grito vergüenza en voz alta y no termino por vergüenza.

Un eterno problema


El tamaño importa y no importa, con lo cual queda zanjada la cuestión.

Un espía en la cama


Cuando cerraba los ojos para dormir una especie de ojo de gavilán se quedaba abierto dentro de su cabeza para observar los sucesos o sensaciones más apremiantes o simples y casuales paisajes inventados en los que suceden cosas extrañas.

Muerte natural


Muy discreto y siempre tímido, cuando llegó la hora dijo que creía que iba a morir un poco.

El relato de un relato


Esta noche casi no ha dormido. No ha dormido porque esta noche ha inventado el más inteligente microrelato o quizás, pensándolo bien, el mejor  relato breve o incluso relato a secas, de la historia de los relatos.

             Desgraciadamente es de tal complejidad que sólo puede vislumbrarlo.

            Cuando se ha dado cuenta de que sólo puede vislumbrarlo, ha tratado de rescatar los restos escribiéndolo. Para ello, a las tres y media de la madrugada, ha ido a por su cuaderno y un bolígrafo y se ha puesto a escribir con la mala fortuna  que a las cinco palabras el bolígrafo deja de escribir, que él cree que no escribe porque está escribiendo en la cama con el cuaderno hacia arriba, con lo que al bolígrafo no le llega, como quien dice, la sangre a la cabeza, pero, resulta que no, que es que se ha acabado. Coge un segundo bolígrafo y éste está acabado de antemano. Se levanta y va a su especie de bolso donde sabe que tiene varios, el tercero está descabezado y ponte a buscar la cabeza a las tres y media de la mañana, y por fin un cuarto con el que sí consigue escribir.

            Resulta que en el relato que se estaba gestando en su cabeza en forma de sueño, con lo cual  no se sabe siquiera si tiene mérito, o sea que en el sueño él estaba leyendo  un relato no suyo en la ficción del sueño, pero suyo en cuanto a que es su sueño, de esos que no sabes que estás leyendo hasta bien avanzado el relato, aunque si sabía que hablaba del fin del mundo o bien hablaba de la muerte de Cristo, eso no lo puede recordar. Lo que para él lo hacía muy inteligente era que la muerte o destrucción estaba basada en una secuencia imparable de acontecimientos basados en la lógica y sólo hacia, por decir un número,  hacia el cuarenta acontecimiento te das cuenta de lo que estás leyendo y descubres el resto porque es un acontecimiento del inconsciente colectivo desmembrado en miles de subpartes, En medio del sueño descubre cual es la solución pero solo un instante porque es tan complejo que se le va inmediatamente de la cabeza, pero ese instante es suficiente no sólo para ver la solución sino también para ver que es muy inteligente.

             Tal relato lo ha tenido al alcance de su mano y ha dejado que se le escurriese de la mente, ¡para desesperarse! Para colmo cree que si pensase mucho podría reencontrarlo, pero solo es una ilusión.

             Tras  rescatar al papel todo lo que recuerda, decide volver a dormir. Buenas noches.

           Vuelve a escribir porque descubre que el relato tiene forma de esfera y está compuesto de trescientos sesenta pasos y como ya dije sólo cuando llevas unos cuantos te das cuenta por donde vas y hacia donde vas y cree que una de las razones de saber a donde vas se debe a que el relato forma parte de una serie de relatos monotemáticos sobre la destrucción del mundo o la muerte de Cristo, que todavía no consigue desvelar cual de las dos es, siendo la estructura la que es desigual y que ni siquiera entiende como siendo ateo puede confundir un tema con otro.

          Y todo porque tenía calor en la cama. Tras escribir todo esto se quita ropa para poder dormir, aun a sabiendas de que se esta desprendiendo de su creatividad. Sin embargo aumentan  las posibilidades de dar al relato un toque erótico al notar la desnudez de su piel y tras un invierno tan largo. No así dadas sus condiciones de edad, sesenta y ocho años, edad en la que convencionalmente eso está excluido aunque no lo esté en el sentimiento. Y ahora sí se duerme con un cierto regocijo en el corazón.




Dudas






La decisión no era fácil. Cruzar a la otra acera significaba perderse el paso de la gente de ésta.

El limonero del huerto




Tengo un huerto, realmente no, en la ficción. Dentro del huerto, un limonero, bueno, ciertamente, el huerto se limita al limonero, no hay más. El limonero está cargado de limones todavía verdes. Tan cargado como nunca había visto uno de cargado.